Tuesday, May 17, 2005

"Posible urgencia por consiguir una cama de pilares"

Me encantaba mucho jugar al esconder. Por eso me gusta esta casa, porque me acuerda a casa de abuela, porque hay eco, pero no hay cama de pilares, como la del último cuarto en casa de Rosa María, en la que me besaba con uno de los pilares y me ponía caliente, sin saber por qué. Huir se ha convertido en una de mis palabras favoritas. Huir hasta de la palabra huir. Riuh.
Me desconecté de la realidad. Me encerré en mi mundo de libros. Trataba de mantenerme en contacto con el mundo, pero todo me parecía poesía coreografíada de Crushing Tiger Hidden Dragon. Los ecos de la casa de abuela, hacían que los gritos rebotaran en las paredes, cosa que parecía alegrar la casa de la vieja. Se encojonaba que le dijera vieja, pero me cocinaba arroz con leche y le robaba galletas export sodas Keebler al viejo, para dármelas con café. Le huntaba mantequilla y se ponía a mirarme con su cara cuadriculada y su boca de pájarito. "Come como un pichón" decía el viejo y recuerdo que también cantaba como pájarito, porque su boca era de pichón. Ella no murió como Eleonor Rigby. La amaba mucho. Era un vals, una danza, quisera dedicarle todo el alfabeto del lenguaje de los abanicos antiguos de muchos encajes.

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